¿Cómo podemos jugar con la pelota para que resulte beneficiosa para nuestro perro?
Publicado de Paramascotas en Educación Canina · Miercoles 30 Sep 2020
Como ya os comentamos en nuestro post anterior, no es el juego que realizamos con nuestro perro sino la forma que tenemos de jecutarlo lo que hace que este pueda no ser el mejor ni el más beneficioso para nuestro amigo.
Por ello, a continuación os dejamos dos puntos que creemos fundamentales a la hora de organizar un buen juego con pelota, de manera que nos aporte un buen rato de diversión a ambos y además evite el estrés a nuestro peludo:
Lo primero de todo: poner un inicio y un final.
Como ya os comentamos en nuestra entrada anterior sobre las bases del buen juego, para que este sea beneficioso debe ser ordenado y estructurado. Y esto supone tener un buen código de comunicación con nuestro perro, de manera que le hagamos entender cuando se inicia el juego y cuando se acaba lo que evitará que nuestro amigo se obsesione, no solo con la pelota sino con cualquier juguete.
Para poder organizar nuestro juego de esta manera, debemos enseñar una palabra clave a nuestro amigo que sirva de apertura y otra que marque el final, como por ejemplo “se acabó” o “fin”. De esta manera el perro identificará ese fin de la acción y provocaremos que se relaje. A continuación procederemos a guardar el juguete como conclusión a todo.
En este tipo de aprendizaje debemos ir incluyendo estos pasos poco a poco, repitiendo esas palabras siempre que abramos y cerremos el juego, para que nuestro amigo se acostumbre.
¡Veréis cómo aprende y, si tiene dependencia del juguete, poco a poco va disminuyendo la misma!
Variedad en el juego: ¿a qué jugamos con la pelota?
Jugar a tirar la pelota de manera continua es un juego repetitivo que puede llegar a ser monótono y aburrido para nosotros y para nuestro perro.
Por ello, desde Paramacotas os emplazamos a ser creativos y variar la dinámica, no pensando que existe una única forma de juego...
¡Todo depende de nuestro ingenio!
1. En primer lugar, le pediremos a nuestro peludo que realice una acción, antes de darle la pelota. Podemos pedirle por ejemplo que se quede sentado, que rodee un objeto, que se quede quieto… Siempre conductas y órdenes que ya conozca y que trabajaremos de manera progresiva ¡No podemos exigir un nivel de dificultad muy alto desde el principio!.De esta manera le iremos desligando de dependencias y descontrol a la hora de jugar, haciendo que adquiera una dinámica y que sea capaz de controlar sus impulsos. Además con este pequeño detalle ayudaremos a nuestro perro a trabajar el autocontrol, punto muy importante para la salud mental del perro, del que ya os hemos hablado en alguna ocasión.En el video de ejemplo que os ponemos, podéis ver a Dina haciendo un slalom de agility teniendo la pelota al lado. Como os comentamos anteriormente, Dina vivía obsesionada con las pelotas y en otros tiempos hubiera sido impensable que la ignorara e hiciera otra cosa... pero como veis, ¡todo es trabajable y conseguimos que dejase de lado esa dependencia! Y esto la ha permitido disfrutar mucho más de cualquier juego que realizamos, además de ayudar con el control de su hiperactividad y de su ansiedad.
2. ¡Variemos la forma de jugar!¿Quién no se acaba aburriendo de lo rutinario aunque en principio fuese lo mejor del mundo?Para evitar conductas obsesivas en nuestro perro es fundamental que no siempre hagamos lo mismo. Por ello desde Paramascotas os sugerimos que vayáis introduciendo variedad en los tipos de juegos que realizáis y en los elementos que usáis para hacerlo. Y si a vuestro amigo, como es el caso, le encanta la pelota… ¡variemos la dinámica!Por ejemplo: en lugar de tirarle la pelota… ¡Escóndela! Aunque no lo creamos, hacer que el perro busque la pelota es mucho más sano y beneficioso que tirársela. Los pasos son los siguientes: Pídele que se quede quieto, esconde la pelota y luego…¡dile que la busque!; ¡ya verás lo bien que se lo pasa!
Estos ejercicios de olfato son nuestro “gran comodín” para mejorar la salud del perro ya que engloban múltiples beneficios. Y es que no solo les cansan físicamente, sino que también mantienen activa su mente y la trabajan y descansan, disminuyendo su estrés y, en consecuencia, contribuyendo a su relajación.
Si vuestro objetivo con el juego, además de que vuestro compañero lo pase genial, es que el perro llegue relajado a casa… ¡este es vuestro ejercicio! En el video de ejemplo podéis ver a Pitu y a Dina buscando una pelota por el monte. ¡Os podemos asegurar que acabaron agotados y encantados con el ejercicio!
Y aunque pensemos que “no pasa nada” el estrés que acompaña a esa dependencia no es beneficioso en absoluto para la salud de nuestro peludo, ni física ni emocionalmente. Por eso, como os comentábamos el otro día, no es el objeto con el que jugamos, sino las actividades que realizamos durante el juego las que debemos variar.