¿Es malo jugar a la pelota con nuestro perro?

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¿Es malo jugar a la pelota con nuestro perro?

Paramascotas | Adiestramiento
Publicado de Paramascotas en Educación Canina · Miercoles 23 Sep 2020
Seguro que todos en alguna ocasión habéis jugado con vuestros peludos a la pelota: Traerla, llevarla, laaaargas carreras para atraparla y devolvérnosla una, otra, otra y otra vez... ¡Nuestro amigo está eufórico y disfruta muchísimo!
 
O... ¿tal vez no?
 
Existe la creencia de que el juego con pelota es un juego lleno de ventajas que ayuda a nuestros amigos a hacer ejercicio, pasen un buen rato y, además, se cansen, lo que hará que, inevitablemente, en casa esté mucho más relajado. Sin embargo, que esto sea una creencia extendida… ¡no quiere decir que sea del todo correcta!
 
Pero, ¿y entonces? ¿Es algo malo? Y, lo más importante: ¿por qué?
 
¡Desde Paramascotas queremos ayudaros a responder a estas preguntas!
 
Nosotros creemos que la pelota no es la mejor opción para jugar con nuestros perros, y esto se debe, fundamentalmente, a la forma que tenemos de jugar con ella.
 
El juego de pelota suele ser el recurso “fácil” del que echamos mano para que nuestro perro se agote, pensando que con ello estará más tranquilo cuando vuelva a casa. Además, es un juego repetitivo y sencillo, lo que unido a que no requiere gran esfuerzo por nuestra parte lo hacen un elemento sencillo al que recurrir tras una dura jornada y el estrés de nuestro día a día.
 
Sin embargo, tenemos que tener claro que dedicarnos todos los días de la semana a ir al parque para hacer lanzamientos de pelota con nuestro perro durante media, una o dos horas, no solo es monótono e innecesario, sino que puede llegar a ser muy perjudicial para su salud emocional.
 
Jugar a la pelota de esta manera tan repetitiva puede hacer que nuestro amigo se convierta en un auténtico adicto a ella, obsesionado y totalmente dependiente, lo que, además, derivará en una ansiedad que podemos casi palpar cada vez que nuestro perro la vea o nos la traiga.
 
Y, como todos sabemos, las obsesiones y las adicciones no son buenas compañeras.
 
Os ponemos un ejemplo que nosotros mismos hemos vivido. Nuestro pequeño terremoto Dina era así: una auténtica “yonki” de la pelota. En cuanto veía una, fuese suya o no, era incapaz de hacer nada que no fuese perseguirla, sin control, sin límite, sin ser capaz de poner punto y final ni de controlar su fuerza y sus impulsos… y, como podéis imaginar, eso no la hacía ningún bien y aumentaba más y más su ansiedad y al contrario de cómo podría pensarse tras largas sesiones de ejercicio, ¡aumentando su actividad! Por suerte, con trabajo y un plan enfocado a ella, conseguimos que esta “dependencia” mejorara.
 
Y es que hay algo que debemos tener claro: si nuestro objetivo es cansar y relajar a nuestro perro de esta manera no solo no lo vais a conseguir, sino que puede llegar a estar mucho más activo. Jugar así con la pelota produce excitación, que, a su vez es un generador de eutrés (estrés generado por una emoción positiva). Y este, aunque provenga de algo en principio positivo, no deja de ser estrés que, en exceso y como os comentamos en uno de nuestros post anteriores, puede ser muy perjudicial.
 
Aunque está claro que podemos acabar consiguiendo con estas largas carreras que nuestro perro se agote físicamente, es probable que psicológica y emocionalmente no lo haga lo que hará que volvamos a casa con nuestro amigo mucho más excitado.
 
Por ello, como veis, ¡es esa forma repetitiva y adictiva de juego la que es perjudicial y no el objeto en sí! La pelota puede ser una buena compañera de juego, como lo son otros elementos, siempre y cuando la utilicemos de la mejor manera.
 
Desde Paramascotas os animamos a no recurrir siempre a este juego fácil e ir variando y también a estructurar este y todos los juegos de forma correcta. Por ello en próximos post os ayudaremos a mejorar la estructura del juego de pelota y, además, os iremos descubriendo otras formas de juego que se unan a las que ya os hemos presentado en ocasiones anteriores, como mordedores o juegos de olfato.

Y como siempre os decimos, recordad que el momento de juego tiene que ser divertido y saludable para ambos.
 
¡Disfrutad de él con vuestros peludos, Paramascoteros!


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