Claves para conseguir una llamada eficaz
Publicado de Paramascotas en Educación Canina · Miercoles 21 Abr 2021
¿Quién no disfruta dejando a su perro correr libre por el campo y observar cómo juega libre y sin limitaciones?. ¡A todos nos encanta verlos divertirse!
Sin embargo, también es normal que hacerlo nos genere miedos e inseguridades, porque: ¿y si le decimos que venga y no nos hace caso? ¿Y si no responde a nuestra llamada?
La llamada es el ejercicio más importante en el adiestramiento para el manejo diario de nuestro perro.
Tener una llamada consistente y de calidad nos permite tener la seguridad y confianza de soltar a nuestro perro para que corra y juegue libremente sabiendo que, cuando lo necesitemos, bien sea para realizar otra actividad o bien para evitar un peligro, podamos llamarle y que acuda a nuestro lado.
Por eso hoy queremos daros algunas herramientas para tener precisamente eso: que nuestra llamada sea consistente y eficaz.
La enseñanza de la llamada debe iniciarse de manera sencilla desde un entorno controlado, es decir, en un entorno en el que no haya más estímulos externos que nosotros y su premio favorito.
Sin embargo, pronto será necesario evolucionar para poder usarlo en entornos donde los estímulos tengan mayor valor y nuestro perro esté emocionalmente más activo ya que la utilidad final de este ejercicio reside precisamente en eso: en que vuelva a nosotros en el día a día con todos los estímulos que le rodean, ya sea que esté jugando con otros perros, siguiendo un rastro o rebuscando en un montón de basura. ¡Y contra eso ni nuestra presencia ni su premio favorito pueden competir!
¿Entonces, cómo podemos conseguirlo? ¡Aquí te presentamos unas claves que seguro te ayudarán a lograrlo!
1. Entrena en situaciones donde la activación emocional del perro sea alta. Como comentábamos antes, si solo entrenamos en situaciones tranquilas y controladas va a ser muy difícil que nuestro perro acuda a nosotros cuando, por ejemplo, esté jugando con otros perros. Trabajar a emociones altas es trabajar cuando nuestro perro está distraído con algo que le implica mucho emocionalmente de manera que aprenda a escucharnos y a controlarse. Además, de esta manera, no solo aprenderá a acudir a nosotros, sino que estaremos convirtiendo este aprendizaje en un ejercicio de gestión emocional.
2. Refuérzalo cada vez que acuda a ti. Al iniciar el entrenamiento de la llamada usamos como reforzadores un premio muy apetecible y nuestras caricias y felicitaciones, que nunca deben faltar.
Sin embargo, obtener un pequeño premio y una felicitación de nuestra parte no puede competir con jugar y correr junto a otros perros. En esos casos será mucho más difícil que nuestro perro lo deje todo para acudir a nosotros por lo que es necesario que, además de reforzarle siempre, este refuerzo vaya evolucionando y que usemos para ello otras actividades que motiven al perro con la misma intensidad que el jugar con otros perros.
3. ¡Haz de la llamada un ejercicio divertido! A nadie le gusta repetir los mismos ejercicios sin parar, una y otra vez. Entrenar la llamada siempre de la misma manera, en la misma situación, con los mismos estímulos y en el mismo sitio, puede llevar al aburrimiento de nuestro perro y al nuestro propio, lo que supondrá una gran desmotivación. Tenemos que conseguir que el ejercicio se convierta en algo divertido y que suponga algún reto mental que le motive y que haga que quiera trabajar. Por ejemplo, basta con algo tan sencillo como escondernos, llamarle, ¡y esperar a que nos encuentre! Usa tu imaginación para crear rutinas divertidas y hacer que tu perro tenga motivación en los entrenamientos.
4. Estabilidad en la enseñanza: Sin estabilidad, la llamada no va a ser eficaz.
Esto implica, en primer lugar, que tenemos que ser constantes y coherentes en la llamada ya que si unas veces llamamos a nuestro perro y le premiamos cuando se sienta delante de nosotros, otra cuando se sienta de lado, otra sin sentarse…el proceso de aprendizaje se deteriorara hasta llegar a un punto que nuestro perro deje de venir. ¡Mantener una rutina es importante!
Sin esa rutina fija lo único que conseguiremos es que el perro llegue, coja el premio y se marche de nuevo a jugar con otros perros o a realizar cualquier actividad que lo emocione.
Y esto es muy importante: cuando lo llamamos, solo podremos dejar que se vaya en el momento en el que el perro tenga autocontrol. En el proceso de la llamada es muy importante que consigamos que nuestro perro acuda a nuestro lado siempre de la misma manera y también que cuando lo haga, consiga estabilidad emocional. Para ello podemos, por ejemplo, esperar que se siente delante nuestro o a nuestro lado hasta que se tranquilice y autocontrole y no le dejaremos marchar a hacer otra actividad hasta que no veamos que consigue esa estabilidad de la que hablamos.
5. Usa siempre la misma palabra para que acuda a la llamada. Ligado al punto anterior, la estabilidad no tiene que ser solo de nuestro perro, sino también nuestra, tanto en la forma de llamarle como de recibirle.
Si unas veces le llamamos con un “ven”, otras con un “aquí”, otras le decimos todas las palabras que se nos ocurren (“ven, vamos Toby, aquí, conmigo” …) lo único que conseguimos es confundirle a él y a nosotros mismos que ya no sabemos ni qué decirle. El código de comunicación es fundamental en la educación y adiestramiento de nuestro perro, y debe ser claro, sencillo y conciso. Debemos tener muy claro qué palabra usar para cada conducta, y usar siempre la misma, para que nuestro perro pueda entendernos. ¡No podemos exigir consistencia y eficacia a nuestro perro si nuestra enseñanza no es consistente ni eficaz!
6. ¡No le llames a cada minuto! La llamada debe ser un ejercicio divertido. Si lo llamamos a cada momento, nuestro perro se aburrirá y dejará de venir. ¡Pero esto no implica que no podamos trabajarla cada día! Lo que debemos evitar es usar la llamada de continuo y a todas horas, ya que lo único que conseguimos de esa manera es que se deteriore el ejercicio.
7. No busques la perfección. El perro no es un robot con un botón de “acudir a la llamada” y por ello no nos va a atender siempre. Nuestro objetivo es construir una llamada eficaz y fiable, pero no pasa nada si, en algún momento, tenemos que llamarle un par de veces hasta que consigamos que venga.
¡Y nunca debemos regañarle cuando acuda a nosotros, aunque lo haya hecho al segundo o tercer intento! Además de que esto hará que el perro no entienda porque le regañamos por cumplir una orden, estaremos deteriorando nuestra relación y nuestro vínculo con él.
8. ¡Entrena, entrena, entrena! La llamada es una de los ejercicios más importantes para el manejo, pero también de los que más hay que trabajar. Entrenar un par de veces no hará que nuestro perro nos haga caso: necesita tiempo y trabajo diario para integrar la información que le damos. ¡No necesitas más de 5 o 10 minutos al día para lograrlo!
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