Etología, educación canina y adiestramiento: Todo lo que necesitas saber

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Etología, educación canina y adiestramiento: Todo lo que necesitas saber

Paramascotas | Adiestramiento
En los últimos tiempos, dentro del mundo de la educación canina y del cuidado de nuestros perros, es mucho más frecuente escuchar de forma habitual términos como etólogo, educador canino o adiestrador. Pero, ¿sabemos realmente en qué se diferencian todos ellos?  ¿Qué tienen realmente en común y cuáles son sus particularidades?

Si bien los términos educador canino y adiestrador pueden resultarnos más cercanos y por ello más sencillos de distinguir, - os recordamos que tenemos un post anterior en nuestro blog donde os contamos la diferencia- el término etología sigue siendo una gran incógnita para mucha gente.
 
Y es por ello que hoy queremos que conozcáis un poco más sobre ella, respondiendo en primer lugar a una pregunta fundamental:  
 
¿Qué es en sí la etología?
 
La etología es la rama de la biología que estudia el comportamiento animal. En concreto, y para ser más exactos, es una ciencia que se engloba dentro de la psicobiología y que se centra de forma específica en el estudio de las bases biológicas de la conducta en condiciones naturales y a nivel individual y social.
 
Los objetivos que persigue la etología son:
 
– Mecanismos causales de la conducta como son los estímulos, condiciones sociales y ambientales y mecanismos neurofisiológicos y endocrinos.
 
–  Desarrollo de la conducta mediante procesos de maduración y aprendizaje.
 
–  Función adaptativa de la conducta y su contribución a la supervivencia del individuo.
 
–  Significado evolutivo que presenta, es decir, el beneficio que supone para el individuo y la especie.
 
En España, la etología es un postgrado al que generalmente se accede desde los grados de psicología, biología o veterinaria. Por ello un etólogo es un biólogo, un psicólogo o un veterinario que se ha especializado en comportamiento animal, y, en el caso concreto del etólogo canino, que se ha especializado en el comportamiento específico de los perros.
 
El etólogo canino estudia el comportamiento de los perros en base a su naturaleza y, por ello, sólo contempla la corrección de conductas que no sean acordes a la naturaleza del perro. Con esto queremos decir, que aunque existan algunos comportamientos que nosotros no consideremos normales (o no nos gusten), en base a la naturaleza del perro deberán ser respetados y no se deberán modificar.
 
Y aquí surge la gran duda: entonces, ¿un educador canino es un etólogo?
 
Debido a la naturaleza de su función, debería serlo. Es decir, una persona que se dedica a la corrección de conductas debe, por lógica, tener unos conocimientos acerca de la naturaleza de las mismas y sobre el comportamiento canino. Educar a un perro es hacerlo competente, capaz de gestionar su entorno, autónomo, seguro de sí mismo, sociable... ¡pero siempre respetando su naturaleza! Y para poder respetarla necesitamos tener esos conocimientos fundamentales sobre la naturaleza de su comportamiento, ya que sino corremos el riesgo de caer en el abuso o la imposición, anteponiendo nuestras necesidades a las suyas.
 
Por otro lado, otra duda que surge de forma habitual es la de si un etólogo puede medicar.
 
La respuesta por nuestra parte es clara: No, salvo que sea un veterinario, de modo que estaremos hablando entonces de un etólogo clínico.
 
Un etólogo clínico es aquel veterinario especialista en comportamiento canino que estudia la relación existente entre los problemas de salud y el comportamiento, ya que algunos comportamientos caninos pueden tener una causa orgánica. Por poneros un ejemplo: un perro con una otitis severa puede reaccionar de manera agresiva al intento de que le acaricien la cabeza y, en tal caso, será necesaria la intervención de un veterinario quien será el único que pueda medicar al perro frente a su dolencia.
 
Por eso, a la hora de intervenir en el comportamiento del perro, es importante tener presente su naturaleza, sus necesidades como individuo y especie, y también descartar cualquier problema orgánico que pueda ser causa de ese comportamiento.
 
Y es por todo esto que la colaboración estrecha entre el educador canino y el veterinario es fundamental ya que ambos se complementan y deben servir de apoyo el uno para el otro, donde, además, el primero debería tener conocimientos de etología canina y el segundo, si también los tiene, mucho mejor, ya que de esta manera será más sencillo lograr el objetivo común que tienen ambos: conseguir la mejor solución y trabajar por la salud de todos los peludos.


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