Tirones de Correa
Publicado de Paramascotas en Educación Canina · Miercoles 19 Ago 2020
Ir de paseo con nuestro amigo puede ser, sin duda, un momento de desconexión de todo, en el que aprovechamos para dar una vuelta o divertirnos juntos. Pero, a veces, nuestros peludos no nos lo ponen nada fácil: tiran de nosotros para ir por donde ellos quieren, intentan comerse cualquier cosa que ven en el suelo o ladran a todo lo que se mueve…
¡qué desesperación!
De forma automática recurrimos entonces a una única solución: que pasamos al lado de un cubo de basura e intenta coger algo del suelo... ¡tiramos de la correa!; que nos arrastran a trompicones para llegar al parque… ¡tiramos de la correa!; qué ve a otro perro en la distancia y se pone a ladrar… ¡otro tirón de correa! El tirón de correa se convierte en algo casi instintivo, bien porque lo alejamos del estímulo o bien porque pensamos que el perro entiende nuestra intención de decirle de algún modo que lo que hace no está bien.
Pero siendo sinceros, lamentamos deciros que es un gesto...que no vale de nada.
Y es que, pensémoslo por un momento: nuestro amigo está inquieto, activo, en estado de alerta, buscando algo, sobreestimulado… ¿Creéis que un tirón de correa lo calmará o lo activará aún más?
Lo cierto es que cuando damos un tirón de correa estamos activando al perro, no aportándole el relax que en ese momento necesita y, además, de un modo colateral, estamos generando una asociación negativa con el estímulo que lo ha llevado a ese estado de activación. Es decir que, si por ejemplo, cada vez que ladra a un perro damos un tirón de la correa, acabará asociando a todos los perros con algo negativo, lo que puede acabar siendo contraproducente e incrementar esa reacción cada vez que se cruce con uno. Por no hablar si además del tirón, se usan instrumentos como los collares de pinchos o de ahogo que agravan el daño físico al que está expuesto nuestro amigo con un mal tirón y que le podemos causar.
De este modo, algo que pensamos iba a solucionarnos el problema, a la larga, acaba generando problemas mayores.
No corregiremos comportamientos con esta técnica, sólo anularemos al perro y lo llevaremos a una situación muy negativa que no solo no nos ayudará a que esto no vuelva a suceder, sino que, además, puede incentivarlo o agravarlo.
Por todo esto, es conveniente que recurramos a otras técnicas, más saludables física y mentalmente y mucho más efectivas que estén enfocadas a que el perro mejore su comportamiento y no desarrolle problemas, a que aprenda y tenga una buena salud emocional. Con ello obtendremos un mejor resultado, duradero en el tiempo y nos evitaremos dolores de cabeza a corto, medio y largo plazo, así como hacer daño a nuestro amigo o generarle una ansiedad mayor sin quererlo. El trabajo de las capacidades del perro enfocado a que sea autónomo en el manejo de su respuesta a circunstancias estresantes es fundamental.
Desde Paramascotas queremos recordaros que, al igual que sucede con nosotros, el aprendizaje es la mejor forma de adquirir comportamientos correctos, respuestas adecuadas y, lo que es más importante de todo, de que nuestros peludos sean autónomos para gestionar cualquier situación correctamente. Y es que, aunque en un momento de desesperación podamos no verlo, siempre es mucho más efectivo enseñar que castigar.